Mi viaje a México: cómo superé mis miedos y descubrí un país que me robó el corazón
El inicio: miedo y advertencias
Antes de viajar a México, escuché demasiadas advertencias en España:
«No entres sola por Ciudad de México», «México es peligroso para una mujer sola».
Con esas voces resonando en mi cabeza, decidí empezar mi aventura entrando por Cancún.
Pensé que así sería más seguro. Lo que no imaginaba es que, apenas dos días después, estaría tomando un vuelo directo a la Ciudad de México para comenzar un recorrido que cambiaría mi forma de ver el país… y la vida.
Primeros días: la hospitalidad que derriba prejuicios
Desde el primer momento, la hospitalidad mexicana me desarmó.
En Playa del Carmen, cuando me puse enferma y caminaba arrastrando mi maleta, un chico joven se acercó, la tomó y me acompañó hasta donde debía llegar. No pidió nada a cambio, ni tenía otra intención más que ayudar.
Ese gesto, tan natural para él, me hizo entender que este país estaba lleno de gente amable, servicial y genuina.
Desde el primer día, mi viaje a México me enseñó que la verdadera riqueza de un destino está en su gente y en las historias que te invitan a descubrir.
El México auténtico que aún está por descubrir
Más allá de los destinos más famosos, existe un México que guarda su esencia intacta. Son pueblos donde el tiempo parece detenerse, mercados que despiertan con aromas de pan recién horneado y calles que narran historias en cada piedra.
Es el México de los artesanos que trabajan con paciencia, de las cocinas familiares donde cada receta tiene siglos de tradición, y de las fiestas locales que se viven con el corazón,
Viajar a este México auténtico es abrir una ventana a su alma más profunda, donde la hospitalidad no es un gesto aprendido, sino parte de su identidad.
Aquí no solo visitas lugares: formas parte de ellos, compartes su ritmo, su sabor y su calor humano. Y lo mejor es que siempre hay algo nuevo esperando ser descubierto, incluso para quienes ya lo han recorrido.
Mi ruta de 21 días: un viaje que me transformó
En tres semanas recorrí miles de kilómetros y visité lugares que parecen sacados de un sueño:
- Chiapas: donde me encontré con paisajes imponentes como el Cañón del Sumidero, y también con el picante más traicionero de mi vida. Recuerdo preguntar: «¿Esto pica?» y que me respondieran «tantito». Ahí aprendí que tantito en México significa mucho.
- San Cristóbal de Las Casas y los pueblos originarios de San Juan Chamula y Zinacantán, con su cultura viva y tradiciones únicas.
- Campeche, una joya colonial frente al mar.
- Yucatán: con Valladolid, Mérida, Chichén Itzá y esa sopita de lima que me robó el corazón gastronómico.
- Tulum y Bacalar, donde el agua tiene más tonos que una paleta de pintor.
- Palenque, un encuentro místico con la selva y la historia maya.
- Ciudad de México, vibrante, cultural y llena de contrastes
La sorpresa gastronómica.
Yo, que siempre pensé que no me gustaba el picante, descubrí que en México no solo se come picante… también se come con el alma.
Entre moles, cochinita pibil, tamales y esa sopita de lima que podría comer cada día, entendí que la gastronomía mexicana es tan variada como su geografía.
Lo que aprendí en mi viaje a México
La seguridad es relativa: Viajé sola y nunca me sentí en peligro. Como en cualquier parte del mundo, el sentido común es clave.
El mexicano es hospitalario por naturaleza: Siempre hay alguien dispuesto a ayudarte.
El miedo limita más que la realidad: Dejar que las experiencias hablen por sí mismas cambia todo.
Viajar sola no significa estar sola: En el camino encontré compañeros de viaje, guías locales y amigos para toda la vida.
Viajar a México siendo mujer: libertad, seguridad y experiencias únicas
Viajar sola o en grupo de mujeres a México es una experiencia que empodera, inspira y transforma. Muchas creen que un viaje así es arriesgado, pero la realidad es que, con la planificación adecuada y el acompañamiento de expertos locales, se convierte en una aventura segura y profundamente enriquecedora.
En México, la hospitalidad femenina y masculina se entrelazan para crear un ambiente acogedor. Encontrarás mujeres artesanas que te invitarán a conocer sus talleres, cocineras que te abrirán las puertas de su cocina para enseñarte recetas tradicionales y guías locales que compartirán historias llenas de cultura y orgullo por sus raíces.
Un viaje para mujeres no es solo recorrer lugares, sino vivir momentos diseñados para nosotras: desde un amanecer en las playas de Yucatán, un taller de bordado en Chiapas, hasta una tarde de compras en los mercados más coloridos de Oaxaca.
Aquí, cada paso es un recordatorio de que viajar es sinónimo de libertad. Con la seguridad que brinda un itinerario a medida, pensado para tu tranquilidad, puedes concentrarte en lo realmente importante: disfrutar, descubrir y reconectar contigo misma.
Mi viaje a México y superar el miedo: el verdadero viaje
Más allá de las ciudades y los paisajes, mi viaje a México fue una transformación personal. Aprendí que la percepción de inseguridad muchas veces está construida desde fuera y que, cuando uno se abre a conocer un país y su gente, descubre una realidad diferente.
México no solo me recibió con los brazos abiertos… me enseñó que el verdadero lujo es viajar con calma, conectar con las personas y vivir cada momento sin prisas.
Mi viaje a México fue más que una aventura; fue un reencuentro conmigo misma entre colores, aromas y sonrisas que aún guardo en el corazón.
Por qué hoy diseño viajes a México
Después de ese viaje, supe que quería volver una y otra vez… y así lo hice durante10 años. Hoy, mi trabajo consiste en crear viajes a medida por México, para que otros puedan vivir lo que yo viví:
- Viajes seguros.
- Con guías locales que conocen cada rincón.
- Rutas personalizadas para aprovechar al máximo el tiempo.
Porque sé que muchos comparten mis miedos iniciales: la falta de tiempo para planificar y la preocupación por la seguridad. Yo me encargo de resolver ambos.
Entendí que mi viaje a México no tenía un final real, porque las emociones y aprendizajes que viví aquí siguen viajando conmigo cada día.
México te espera
Si estás pensando en viajar a México pero tienes dudas, mi consejo es claro: hazlo.
Deja que sus playas, sus ciudades coloniales, su selva y su gente te muestren una versión distinta de lo que creías.
No es solo un destino… es un viaje que se queda contigo para siempre
Mi viaje a México: un destino que se vive, se siente y se recuerda para siempre
Si cierro los ojos y pienso en México, no solo veo paisajes de postal… siento el calor humano de su gente, el aroma del café recién hecho en un mercado local, el sonido de una guitarra al caer la tarde y el color vibrante de cada calle.
Viajar aquí es mucho más que visitar lugares: es dejarse envolver por una cultura que te recibe como si siempre hubieras pertenecido a ella.
México es infinito. Es su gastronomía que enamora bocado a bocado, sus tradiciones que laten con fuerza, sus rincones secretos que esperan ser descubiertos y su forma única de celebrar la vida en cada gesto cotidiano.
Este viaje me enseñó que no importa cuántos días te quedes, siempre habrá algo nuevo que te sorprenda. Y que lo más valioso que te llevas no son solo las fotos, sino las historias, los sabores y las personas que se cruzan en tu camino.
Ven a México con el corazón abierto y déjate transformar por su magia. Porque este país no solo se visita… se vive, se siente y se recuerda para siempre
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